Por ActionCOACH María Inés Morán
De acuerdo a la Real Academia Española, Serendipia es un hallazgo valioso que se produce de manera accidental o casual. Por ejemplo, señalan que el descubrimiento de la penicilina fue una serendipia.
Pero la serendipia no es algo mágico, siempre se da cuando hay un factor que lo busca o propicia. Si no, volvamos al ejemplo de la penicilina descubierta por el médico y científico británico Alexander Fleming, reseñan que éste había dejado olvidada una placa de Petri en el laboratorio y al cabo de unos días se dio cuenta de que algo dentro de aquella placa estaba matando las bacterias que había en ella. Él pudo ignorar lo que había allí en la placa, pero decidió estudiarla y descubrir el hongo Penicillium notatum, y lo demás es una historia por muchos sabida que incluyó hasta un Premio Nobel, por esta serendipia.
Tal experiencia ha marcado a la industria farmacéutica, que han añadido a sus protocolos de investigación, eventos inesperados a la espera de que una serendipia se active y logren grandes resultados.
Y de eso se trata esta reflexión, de que logres entender que los eventos inesperados, no por su efecto sorpresa, quiere decir que no puedan ser auspiciados, o creadas las condiciones para que se produzcan. Somos seres humanos maravillosos e inteligentes que podemos propiciar un evento en nuestras vidas, ¿Cómo?, prestando atención a lo que pase a nuestro alrededor, en especial aquello fuera de lo normal. Equivocaciones, resultados inesperados, pequeñas oportunidades, que tal vez no sean tan pequeñas o errores.
Cuando, por seguridad, comodidad, o simple temor, te cierras a lo inesperado, te estas negando a que te sucedan cosas malas, pero cosas buenas también.
También puedes leer: El Cisne Negro: El impacto de lo altamente improbable
Nada más seguro que la rutina, pero si no salimos de nuestra zona de confort, nunca descubriremos algo nuevo. La clave está en crear condiciones favorables para aumentar las probabilidades de que suceda lo inesperado.
Hazte sentir y dile al mundo donde estas, que haces y que te gusta y gustaría hacer. Por ejemplo, si sales a disfrutar un café y un postre, pero no le avisas a nadie, seguro te sentarás solo, a revisar tus redes sociales, y nadie, salvo la mesera, se enterará de que saliste a tomar un café.
Crear serendipia, no es tarea fácil, pero si se requiere de un mayor dinamismo de tu parte para provocar situaciones y propiciar que el número de cosas que no controlamos o no hemos planeado sea lo suficientemente elevado como para que el accidente afortunado suceda.
Atrévete a decir que si más seguido, en palabras prácticas se requiere de ti:
Lanzar señales al mundo de que existes y lo que aspiras y sueñas.
Di que sí a un mayor número de cosas, por poco habituales o desconocidas que estas parezcan, y muévete, a veces para que te sucedan cosas debes esta, no solo en el momento oportuno, sino también en el lugar adecuado.
¿Cómo lanzas esas señales al mundo? Preguntarás y acá unas claves:
Abre la puerta a lo inesperado y muévete, que en el momento menos esperado se activará la serendipia en ti.