Por ActionCOACH Luiz Tenaglia
A pesar de tener objetivos similares, en algunos aspectos, estos conceptos son diferentes, ya que uno está más relacionado con la adaptación de los procesos y la cultura de la organización, mientras que el otro se refiere a cómo una empresa maneja las normas y los valores éticos. Sin embargo, ambos conceptos son fundamentales para garantizar una gestión eficiente y una buena reputación para cualquier organización. Por eso, es común que se trabajen juntos, aunque sean diferentes y, de esta forma, clasificados como conceptos complementarios.
El compliance es el área empresarial que se ocupa del cumplimiento de las leyes y normas que rigen una corporación, tanto internas como externas. También vela por la cultura de ética e integridad en las relaciones entre los colaboradores, los gestores y sus diferentes stakeholders. El compliance está constituido por un conjunto de reglas y procesos que buscan entender los riesgos a los que una organización está expuesta y sus posibles implicaciones, además de encontrar formas eficaces para mitigarlos.
La gobernanza corporativa es el área que trata las relaciones entre los diversos stakeholders de una empresa. En este caso, se incluyen tanto los internos, como socios, directores y el consejo administrativo, como los externos, tales como el gobierno y los órganos de fiscalización y control. Esto significa que las prácticas de gobernanza son las estrategias utilizadas por las empresas para afirmar y representar su valor ante sus diferentes públicos, considerando la igualdad de trato entre socios y directores y las prácticas que garantizan la responsabilidad de la corporación ante la justicia. Una forma de asegurar la transparencia de la organización en todos los niveles, principalmente en los superiores.
Actualmente, la transparencia es una de las mayores exigencias del mercado y de la sociedad en general. Las organizaciones, en su totalidad, están siendo más demandadas y, por ello, se están apoyando cada vez más en los conceptos de gobernanza corporativa y compliance.
En este contexto, las prácticas de gobernanza son fundamentales para que la empresa demuestre su compromiso con la ética. Mientras tanto, el compliance es el responsable de garantizar que la organización actúe de acuerdo con las normas. De esta forma, podemos decir que, sin un programa bien estructurado, la gobernanza corre el riesgo de ser ineficiente. Por el contrario, las empresas que integran estas dos áreas tienden a ser más transparentes con el mercado, los colaboradores y con su propia gestión. El compliance es una forma en que las instituciones se organizan para estar en conformidad con la ley. Al mismo tiempo, la gobernanza corporativa propone soluciones para que las empresas mejoren constantemente.
La principal diferencia entre la gobernanza corporativa y el compliance, en la práctica, radica en su relación con los valores de la empresa. Mientras que el compliance se ocupa de la conformidad con las reglas, la gobernanza busca alinear la mentalidad de los gestores y sus procesos de gestión.
De esta forma, podemos entender que la gobernanza y el compliance son conceptos complementarios. Juntos, pueden contribuir a que una empresa sea más íntegra y tenga una buena reputación. No es casualidad que cada vez más empresas estén adoptando programas de compliance y un sector de gobernanza corporativa que actúan por separado, pero de manera integrada.
La gobernanza corporativa y el compliance no son solo conceptos esenciales, sino pilares estratégicos para organizaciones que buscan excelencia, ética y sostenibilidad en el mercado actual. Las empresas que integran estas prácticas fortalecen su reputación, mitigan riesgos y garantizan transparencia con todos sus stakeholders.
Si eres un empresario que desea potenciar la eficiencia de su gestión y construir una organización sólida, transparente y alineada con las exigencias del mercado, este es el momento de actuar.
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